Mientras tenemos la libertad de elegir entre lo correcto y lo que nos conviene, siempre seremos atraídos por lo que el destino nos trae.
No siempre tenemos que ver atrás llorar y gritar, en mi caso yo ahora veo atrás suspiro, y sigo adelante. Se que mi batalla es larga y se que he ganado pocas. Pero sin duda alguna cada derrota me ha hecho mas fuerte.
Respiro un aire de soledad y tristeza y decidí convertirlo en amor y pureza. Cada rechazo, cada grito, cada paso que mi alma dio ahora se que será recompensado por felicidad.
Creo en Dios que me hace libre, quien me ha librado de todo temor y mal. Creo en mi que se que puedo lograr lo que me propongo. Mientras siga viendo hacia adelante y enfrentando la batalla yo se que triunfare.
Caminando en un bosque de tormentas y luchas, yo muchas veces decidí quedarme entre ramas y arbustos. Sin ver el sol muchos días yo seguí viendo pasar la noche cada día. Las tormentas penetraron mi ser y mis fuerzas se hicieron debilidades. Mis manos cubiertas de sangre y dolor no podían dar un paso mas hacia el abismo en donde me encontraba. Creer no existía lo que creía era destrozado por aves malignas que cada día rodeaban mi cuerpo para ellas sufrir conmigo . El aire feroz, rosaba mi piel y lastimaba cada herida en mi. Cada respiro de mi ser revelaba el dolor de mi alma y mi espíritu. Las tormentas pasaron y mis ojos finalmente se abrieron, al darme cuenta en la barbaridad de caos en el cual me encontraba, mis ojos se volvieron piedra y llanto encerrado.
Mientras anhelaba la paz, amor y luz, mis ojos empezaban a ver la realidad delante de ellos. Ahora cada tormenta era una batalla, lista con esperanza luchaba con todas mis fuerzas, mientras mis oídos no soportaban el ruido del silencio mis manos y pies empezaban a caminar. Caminaba sin dirección lo único que sabia era que quería salir del abismo en el cual me encontraba. Mi espíritu empezó a despertar al escuchar a mi alma clamar. Devastada una vez mas cerraba mis ojos acomodándome en la miseria, mi miseria. Con ojos abiertos y cuerpo inmóvil me encontraba, mientras miraba todo el sufrimiento, todo el llanto y todo dolor.
Hubieron señales de vida, o pensaba que lo eran. Sin esperanza alguna mi ser y espíritu recolectaban fuerzas del aire llevando una fuerza a mis piernas para levantarme y luchar. Una vez mas mi cuerpo camino entre los arbustos, entre tormentas, rayos y soledad. Veneno me rodeaba entre plantas bellas caminaba pero sin poder tocarlas. Los colores simplemente parecían un reflejo de mi imaginación. Las plantas y rosas lindas recordaban a mi alma el sufrimiento y el dolor que tenia dentro. El odio se reflejaba en mis ojos y mi dolor en mis heridas. Mi corazón se volvió piedra, mis sentimientos desaparición, dolor ya no existía en mi. Era tan fuerte como una piedra, pero inmóvil como ella Estaba perdida, en el mismo abismo solamente mas profundo de cuando empecé, sin propósito alguno con una sola esperanza que era desvanecer.
Los cielos se abrieron, mis ojos empezaron a ver el resplandor de una presencia divina, Algo sobrenatural. Las rosas florecieron y las tormentas se apartaron por un instante, mientras una llama de fuego bajaba a mi, Mi espíritu, alma y cuerpo volvieron a respirar. Una luz extraordinaria ante mis ojos mientras que de mi boca salía una armonía. Sin saber lo que pasaba mis piernas y manos empezaron a revivir, mis ojos empezaron a despertar y mi corazón empezó a latir. Siempre en el bosque, del abismo del llanto y sufrimiento estaba yo, solamente que ahora mi ser, cuerpo y espíritu eran uno. Mis piernas y brazos podían sentir el aire, podían sentir la lluvia, podían sentir a mi alma respirar dándole fueras a mi espíritu para que mi corazón pudiera latir. La llama de fuego ascendió y volvió a su lugar de origen dejando en mi un nuevo ser.